Uno de los elementos más importantes en nuestro motor es nada más y nada menos que la correa de distribución. Si está llega a dañarse, notaremos las consecuencias rápidamente al intentar arrancar y nos arriesgaremos, además, a dañar otras de las piezas con las que se encuentra en contacto.
Es evidente, pues, que no hay que esperar a que el daño ocurra para comenzar a escoger los talleres mecánicos de cambio de correa en Meco que podríamos visitar. Sin embargo, lo que sí podría causarnos duda es: ¿por cuál material sustituirla?
Diferencias entre metal y plástico: ¿cuál me conviene?
Originalmente, solo era posible utilizar cadenas por la falta de materiales que pudieran soportar la misma cantidad de tensión. La aparición y evolución del plástico, no obstante, permitió el uso de correas que se caracterizaban por ser más silenciosas.
Este pequeño factor fue bastante apreciado en su aparición, ya que muchos vehículos carecían de un aislamiento acústico con respecto a los ruidos del motor. Hoy en día, esto se ha vuelto básicamente irrelevante gracias a la aislación realizada.
Ahora bien, lo que realmente afecta son los precios y durabilidad. Las cadenas de distribución (es decir, las metálicas) son más resistentes y solamente deben ser revisadas después de los 250.000 kilómetros. El problema de estas suele ser el precio –que es notablemente más elevado.
Las plásticas, por otro lado, suelen durar menos y sufren mayor riesgo de reventarse, pero la cantidad de 160.000 kilómetros no es en absoluto despreciable y es una opción más económica, especialmente para aquellos que no conducen de manera tan intensiva y quieren ahorrar un poco de dinero en el mantenimiento.
Su decisión dependerá únicamente de su presupuesto y del uso que le dé a su coche, mas es preferible que antes de lanzarse a comprar ninguna, discuta con su mecánico de cuál es el uso que le da a su automóvil y cual opción es preferible para usted.